El progreso profesional o desarrollo de carrera con equidad de género es una de las áreas más presentes en las empresas analizadas. Implica retener el talento de mujeres y hombres en igualdad de condiciones.
En este ámbito se han encontrado acciones de diversa tipología: i) las encaminadas a potenciar el progreso profesional de toda la planilla de forma igualitaria; ii) las dirigidas al fortalecimiento del liderazgo de las mujeres y iii) algunas acciones de compromiso (mediante consecución de indicadores o como política inherente a la propia empresa).
A continuación se desglosan las prácticas de cada grupo.
Oportunidades para toda la planilla
En este grupo se engloban acciones de diferente tipología pero con un nexo en común: están dirigidas a toda la planilla (hombres y mujeres) sin distinción de sexo y, por tanto, forman parte de la política de promoción de la empresa. Algunos ejemplos serían:
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Fortalecimiento del liderazgo de las mujeres
En este epígrafe se incluyen los programas y/o acciones dirigidos de forma exclusiva a las mujeres como medidas de acción positiva para impulsar el talento femenino y desarrollar su liderazgo. Entre ellos:
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Acciones de compromiso
Como en otras áreas, el alcance de la paridad de género en el progreso profesional también puede plantearse como un compromiso inherente a la política de Recursos Humanos de la empresa.
Este compromiso, por tanto, puede manifestarse:
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Los beneficios de este tipo de acciones integrales se traduce, entre otros, en la comprensión del rol de la mujer en los diferentes espacios: familiares, sociales y profesionales. |
Una vez repasadas las acciones de la empresa para fomentar el progreso profesional en igualdad de condiciones y en base a la práctica internacional, podemos establecer las siguientes pautas para trabajar el desarrollo de carrera con equidad de género.
La empresa debe contar con planes de formación internos en los que mujeres y hombres tengan igualdad de oportunidades para acceder y participar. Es asimismo muy recomendable promover acciones positivas de formación dirigidas a personas que se hayan reincorporado al puesto de trabajo tras un permiso por maternidad o tras una excedencia por atención a personas dependientes. La formación debe ser un factor a tomar en cuenta por la empresa a la hora de aumentar las responsabilidades de las personas (se debe relacionar el aumento de responsabilidad con el fortalecimiento de la cualificación mediante la formación continua).
En función de las características y las necesidades de cada puesto de trabajo, sería recomendable definir parámetros objetivos y neutros (medibles y trasparentes) que determinen los criterios de promoción en base a las competencias individuales de las personas. En este proceso se deben combinar dos factores: lograr el equilibro entre mujeres y hombres, y garantizar la promoción basada en el mérito. Los criterios de promoción deben ser comunicados a la planilla, para que las personas conozcan cuáles son sus posibilidades de proyección en la empresa.
Conocer los resultados alcanzados por cada persona, ya sea hombre o mujer, en el ejercicio de sus funciones, para poder establecer y visibilizar cuál es su aporte concreto al avance de los objetivos empresariales. Este análisis también debe incluir la observación de la forma de relación de cada persona con el equipo de trabajo y con la empresa como organización. De esta manera se pueden detectar las potencialidades de las mujeres y hombres que integran la planilla.
Esta medida, además de facilitar la adquisición de una visión y una experiencia de trabajo amplia del funcionamiento de la empresa, permite salvar el obstáculo conocido como “paredes de cristal”, por el cual las mujeres se concentran en determinados áreas de gestión empresarial (tales como recursos humanos, relaciones públicas y comunicación, finanzas y administración).
Contar con esta herramienta facilita a la empresa la tarea de identificación de las personas clave que pueden cubrir necesidades futuras mediante su desarrollo de carrera. En definitiva, favorece la toma de decisiones informadas para identificar y proyectar itinerarios laborales y formativos de las personas.
La trayectoria o el desarrollo de una persona en la empresa requiere de una actitud proactiva por parte de ambos sujetos: la persona y la organización. El progreso profesional con igualdad de oportunidades debe responder a criterios de planificación que deben llevarse a la práctica mediante diversas medidas. Las empresas deben valorar el desarrollo de carrera de las mujeres y motivarlo, y en ese sentido es importante que, por ejemplo, la organización se plantee las carreras a medio o largo plazo, porque a corto plazo suelen primar criterios de disponibilidad total de horarios y de movilidad geográfica que suelen encajar mejor con la situación de los hombres.
Este tipo de acciones consiste en conformar grupos integrados por personas de similar nivel para que cooperativamente aborden el descubrimiento y la resolución de problemas. La participación de mujeres en este tipo de redes informales ayuda a visibilizar temas que son de su interés así como a encontrar soluciones concertadas. Este tipo de redes fortalece el capital social de las mujeres, y las vincula entre sí, estableciendo lazos de colaboración, de intercambio de experiencias, etc.
Los estilos relacionales, comunicativos y directivos de las mujeres tienden a fomentar la participación, la cooperación, el acuerdo, etc.; valores, todos ellos, muy acordes con las nuevas necesidades del mundo empresarial, donde es muy valorada la capacidad de motivar y dirigir.
La empresa debe fomentar la visibilidad de las mujeres directivas mediante, por ejemplo, la asignación de puestos de representación organizacional. Una manera de fomentar su reconocimiento, como referentes en puestos de dirección, es hacer que participen en programas de tutoría (mentoring) como mentoras, donde su labor consiste en apoyar y acompañar el desarrollo de carrera de otras personas, ya sean hombres u otras mujeres, con potencial de promocionar.
En este tipo de programas las mujeres pueden participar como tutoras (mentoras) o como tutorizadas. En ambos casos su participación es importante, porque es una forma de motivación para aquellas mujeres que ocupan cargos directivos o que aspiran a ocuparlos. Además estos programas están diseñados para lograr la integración de los participantes en los canales informales de comunicación, lo cual suele presentar mayores dificultades para las mujeres.
En los niveles directivos suele ser habitual trasladar cierto tipo de decisiones a momentos y lugares informales o extralaborales, que suelen representar un mayor obstáculo para las mujeres. En cualquier caso, en las reuniones de toma de decisión se debe garantizar la presencia de todas las personas que por su cargo o función estén implicadas. |
Para llevar a cabo este trabajo las instituciones pueden apoyarse en: